Aunque durante los últimos decenios se han logrado importantes avances en la prevención y tratamiento efectivo de las enfermedades, la mortalidad durante los primeros años de vida continúa siendo un hecho frecuente. En el continente americano se estimó a fines del Siglo XX que un número aproximado de medio millón de niños y niñas morían antes de llegar a los cinco años de edad; lo que representó una tasa de mortalidad de 33,4 por cada 1.000 nacidos vivos.